La privación del sueño causa déficit en la
atención, concentración, reacción y/o memoria, que podrían poner en riesgo a
los personas, de igual forma cambios en el humor,
depresión, incremento del estrés y aumento del consumo de alcohol, ocasionando
repercusiones en la vida familiar y social,
efectos negativos en las relaciones interpersonales y disminución del
tiempo que se pasa con la familia.
Por otro lado, existe información sobre el
impacto negativo en la salud física, expresado en quejas somáticas, incremento
de complicaciones en el embarazo, incremento en el riesgo de accidentes
vehiculares e impedimentos para el aprendizaje.
Finalmente, se ha observado que luego de una privación
del sueño de 24 horas, el rendimiento psicomotor disminuye en las primeras
horas de la mañana, de manera similar o peor al producido por una intoxicación
alcohólica.
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